Maquiavelo
intemporal.
En
los 500 años de El Príncipe
Resúmenes
recibidos
Conferencias
(Sala
Maggiolo)
Acerca
de la pregunta que se hace Maquiavelo "Si del mal es lícito
decir el bien"
Dip.
Dr. Felipe Michelini
La
lectura de la obra El
Príncipe
de Maquiavelo, a cinco siglos de su publicación, presenta una
interesante oportunidad para reflexionar sobre la política. Es desde
esta perspectiva que asumí el desafío de participar en la
convocatoria a la que se me ha invitado. Toda obra literaria por
naturaleza añeja brinda al lector la ocasión de analizarla en
general, sin elementos coyunturales perturbadores, y por ende lograr
una perspectiva más profunda. Abordarla hoy, nos permite tomar
distancia del complejo mundo globalizado del siglo XXI que vivimos y
de las peculiaridades de nuestra “aldea”, el Uruguay, una pequeña
comarca de grandes contrastes y fuertes pasiones.
La
obra de Maquiavelo es política y, al mismo tiempo, es acerca de la
política. Más concretamente invita a explorar una tríada de
constantes en la acción política como son la relación entre fines
y medios, la voluntad del ejercicio del poder y sus límites, la
acción de consolidar los cambios en relación al statu
quo.
La
academia en el variopinto conjunto de las disciplinas que tienen a la
política como objeto de estudio y, sin perjuicio de su propia
“política”, tanto en el ambiente institucional en el que
trabajan como fuera de él, los asumen como obvios. La lógica
profesional se focaliza a veces en aspectos puntuales, dando por
descontado los problemas de naturaleza política. No reparan que, los
que hacemos política, nos enfrentamos, consciente o
inconscientemente, en forma cotidiana a esa tríada de sopesar fines
y medios, el poder y sus límites y el cambio versus el statu
quo.
Asimismo,
el individuo, como ciudadano u organizado en un grupo social que hoy
definimos como sociedad civil, en los temas más diversos, también
se encuentra con estas oposiciones ineludibles. Pues, sea en el marco
de acción política partidaria o en la acción o promoción social,
estas presentes las antinomias que fueran descritas y analizadas hace
500 años por el ilustre florentino. Hoy nos ubican, en la
actualidad, ante opciones que siempre conllevan aspectos éticos que
son parte del problema, pero deberían ser también parte de la
solución.
La
lógica que impone el vértigo en el uso de las nuevas tecnologías
de la comunicación y de la información y, especialmente, en su
aspectos más banales y consumistas, nos hacen perder la profundidad
de la reflexión y el análisis. Los temas que nos provoca la lectura
de El
príncipe
ameritan una mirada detenida y detallada. Enhorabuena la pausa
reflexiva y el análisis.
Mi lectura de la obra
va dirigida a considerar si la política se entiende tan sólo como
un ejercicio de formas de obtención y consolidación de poder, por
el poder en sí, es decir como una disciplina técnica o arte
desprendida de todo contenido sustantivo. Es cierto que podrá así
ser efectiva, pero eso lleva necesariamente a la pérdida de
cualquier sentido y por ende es insostenible en el tiempo. Los
ejemplos de la antigüedad con que Maquiavelo nos ilustra son una
buena alerta para aquellos que piensan que se justifica una política
de esa naturaleza.
Existe otra
posibilidad, para aquellos que asumen la política como algo más, y
pueden encontrar en el texto del florentino ejemplos explícitos que,
hace ya 500 años, distinguían una cosa de otra. La pregunta que se
hace Maquiavelo respecto a “Si del mal es lícito decir el bien”,
lleva a la búsqueda de una política que tenga como propósito el
bien común. Una acción política que sopese los medios más
adecuados, que ubique el poder de la voluntad en un marco de límites
no traspasables, asumiendo en su absoluta complejidad la
consolidación del cambio. En fin, en darle a la política un
sentido transformador de la realidad y que dignifique la acción
colectiva.
Acción colectiva que
debe incorporar una visión también dignificante del ser humano,
sobre la base del disfrute de derechos y del cumplimiento de sus
obligaciones con la comunidad, de modo que nunca se permita que una
persona sea un medio para otro fin. Es decir, que cada individuo sea
siempre sujeto de su destino y no tan sólo un objeto.
La virtud del Príncipe y la virtud de la República: la cuestión de los límites al poder
Francisco
Faig
Universidad ORT
La
relación entre moral y política es uno de los tópicos clásicos
que se analizan a partir de El
Príncipe
de Maquiavelo. En efecto, con el objetivo de alcanzar el poder y de
mantenerlo, los consejos al Príncipe pasan por el ejercicio de
ciertas virtudes que dejan de lado valoraciones morales más
corrientes. En este sentido, imbuido de una visión profundamente
pesimista de la naturaleza humana, Maquiavelo reflexiona desde la
autonomía de lo político sobre el poder.
Lo
propio del pensamiento republicano revisitado en el quattrocento
renacentista italiano es plantearse las virtudes del ciudadano. En
vez de guardar la visión pesimista agustiniana de la naturaleza del
hombre, la corriente republicana apuesta a la posibilidad de la
excelencia humana en el devenir de la polis.
En
un primer momento de reflexión, nos detendremos en la presentación
de estas dos concepciones distintas y en las marcadas diferencias que
hay entre los gobiernos de las virtudes del Príncipe por un lado y
de las virtudes republicanas por el otro. Importa en efecto detenerse
en estas concepciones diferentes que tendrán luego principales
referentes teóricos y políticos de un lado y del otro que también
conviene presentar.
En
un segundo tiempo, analizaremos la dimensión clave que acompaña a
la Modernidad en torno a los límites al poder dentro de la tradición
de pensamiento republicano. Aquí importará entender el aporte de
Maquiavelo desde la lógica sí de la autonomía de lo político,
pero con la perspectiva del triunfo del individuo, que limita el
poder político desde cierta institucionalidad propia de la polis.
Finalmente,
todo este análisis teórico merece alguna traducción concreta en lo
político del país. Se distinguen hoy, en efecto, ciertas lógicas
de acción en las que se entrevé la confianza en la virtud del
Príncipe antes que en la virtud republicana, con los riesgos que eso
conlleva para la Libertad y las garantías individuales por un lado
(en particular, por ejemplo, acerca de algunas definiciones en “la
ley de medios”), y para el sentido de Igualdad ciudadana que se
manifiesta en el respeto de las decisiones populares (en particular,
en la anulación parlamentaria de una ley refrendada por el conjunto
de los ciudadanos). Se aprecia también, como consecuencia de esta
filiación con las virtudes del Príncipe, un debilitamiento de la
concepción pluralista de lo político, ya que se instala el
convencimiento de la superioridad moral de algunos actores sobre
otros, justamente porque, convencidos de la legitimidad del realismo
de la visión de El
Príncipe,
desestiman, desde el origen, la visión política del Otro que,
liberal, se muestra apegada a la deliberación colectiva en igualdad
ciudadana y con criterio republicano.
500
años de El
Príncipe
de Maquiavelo. Ética y política. Una dosis de frialdad para vencer
en el caos
Prof.
Agustín Courtoisie
La
herencia de Maquiavelo parece múltiple: adular y faltar a la palabra
dada, recurrir sin temor a las armas, conquistar y consolidar el
poder sin importar los medios, serían algunos de sus consejos. Y
separar la moral de la política, o apartar las reflexiones
valorativas de las ciencias sociales serían prácticas que también,
al menos en parte, estarían inspiradas en El
príncipe (1513).
Por ello corresponde desglosar equívocos y evaluar si la regla ética
del menor mal, o ciertas dosis de frialdad para pensar en el desorden
y administrarlo, no poseen algún grado de legitimidad. Pero hay algo
aún más relevante: indagar en qué sentido son letales las
sobredosis de maquiavelismo incluso para los príncipes,
si hasta ellos no pueden abandonar por completo los
principios,
por motivos que el propio Maquiavelo explica.
La
recepción de Maquiavelo en la ciencia política.
Especial
referencia al caso uruguayo
Dr. José M. Busquets
Coordinador Académico del Área Socio-Jurídica
Dr.
Oscar Sarlo
Director del Instituto de Filosofía y Teoría
General del Derecho
Esta
presentación indagará sobre la recepción de Maquiavelo, uno
de los padres de la Ciencia Política moderna, en la disciplina
en general y en la Ciencia Política de la Facultad de Derecho.En
primer lugar, mostraremos como varios autores asociados a distintos
enfoques de la disciplina han considerado el pensamiento de
Maquiavelo.Luego, analizaremos algunos de los programas de la
ciencia política en la Facultad de Derecho.Finalmente,
reflexionaremos sobre la influencia e importancia de Maquiavelo
en la Ciencia Política y en la Ciencia Política en la Facultad
de Derecho en especial.
Mesas
(Anexo
de la Facultad de Derecho)
1
- La concepción de la Guerra
en el pensamiento de Nicolás Maquiavelo y Francisco de Vitoria
Froilán
J. Ramos Rodríguez
Universidad
Simón Bolívar (Venezuela) – Universidad de los Andes (Chile)
El
presente estudio se propone analizar la concepción de la Guerra
en el pensamiento de Nicolás Maquiavelo (1469-1527) y Francisco de
Vitoria (1486-1546). El florentino Maquiavelo y el español Vitoria
fueron contemporáneos, sus obras refieren concepciones jurídicas y
políticas originales, antagónicas entre ambos en algunos aspectos,
sus pensamientos influyeron sobre la cuestión de practicar la Guerra
en la Europa de inicios del siglo XVI. En este sentido, Maquiavelo,
hombre abocado al servicio diplomático, en El
Príncipe
(1513) y en Del
Arte de la Guerra
(1519-1520), conminó al Príncipe y al Estado a estar preparados
para la guerra, como un deber del soberano, comprendido dentro del
contexto de los varios Estados coexistente en la península itálica
de su época. Por su parte, Vitoria, fraile dominico consagrado a la
docencia, postuló en su Relección
sobre el derecho a la Guerra
(1539), una serie de consideraciones en torno a la Guerra, cuando
practicarla, cuando es ésta una guerra justa, entendiendo sus
planteamientos dentro del proceso de contacto entre América y
España. En suma, las ideas de Maquiavelo y de Vitoria sobre la
guerra, han tenido notable influencia en el derecho internacional
sobre la materia, en las concepciones asumidas por los Estados
nacionales modernos, y en los constantes cuestionamientos que cada
conflicto genera en las sociedades humanas en el tiempo.
2
- Un
leve maquiavelismo: El
príncipe y La
vida de Castruccio Castracani como
fuentes de El
político Don Fernando el Católico
Miguel Saralegui Benito
Universidad de Barcelona
Muy
frecuentemente –José Antonio Maravall es el estudioso que más ha
insistido en ello– la obra política de Baltasar Gracián ha sido
leída como prototipo del maquiavelismo de los antimaquiavélicos.
Desde parámetros muy abstractos y politológicos, se ha considerado
que ciertas ideas de Maquiavelo o –más genéricamente aún- del
realismo político darían forma al pensamiento de Gracián. En esta
comunicación mostraré los pasajes de El
político Fernando en
los que la deuda textual con El
príncipe y
los Discursos resulta
casi innegable, examen minucioso que muchas veces ha sido desatendido
por lecturas demasiado filosofizantes. Pero, más que las grandes
obras políticas de Maquiavelo, encontramos en la estilizada
presentación del Católico el recuerdo de la biografía de
Castruccio Castracani. Esta fuente no había sido apuntada hasta ahora
por la crítica, lo que quizá se debía al desconocimiento de la
difusión que este escrito obtuvo en la España del XVI y del XVII
gracias a la traducción-transformación llevada a cabo por Pero
Mexía en la Silva
de varia lección.
3
- El papel de la multitud en la política y en la sociedad. De
Maquiavelo a Hardt y Negri
Genoveva Sives
Instituto
de Historia de las Ideas, Facultad de Derecho
En
el marco de estas jornadas conmemorativas de los quinientos años de
la primera edición de El
Príncipe,
la relectura de Maquiavelo nos presenta conceptos y juicios cuya
vigencia no se discute. Entre todos ellos escogimos uno que aparece
hoy con sorprendente actualidad: el de multitud.
Envuelto
en el ropaje de un nuevo discurso, de otro lenguaje, encontramos en
la filosofía política actual el término empleado por Maquiavelo
para designar indistintamente “la plebe”, “el pueblo” que, en
el decir del autor, se enfrenta a “los grandes”. Maquiavelo,
historiador, considerado por muchos el creador de la ciencia
política, consideraba que en la práctica se refleja siempre la
tensión entre dos espíritus contrapuestos: el de los grandes y el
del pueblo, y que todas las leyes que se hacen en pro de la libertad,
nacen de la confrontación entre ellos.
Observa
los propósitos de ambos protagonistas y ve en los nobles un gran
deseo de dominar, mientras que el pueblo sólo desea no ser dominado,
manifiesta su voluntad de ser libre. Se pregunta ¿dónde se
resguardará más seguramente la libertad, en el pueblo o entre los
grandes? Y se responde: en la plebe. La multitud es más sabia y más
constante que el príncipe.
Desde
esta posición no le teme a los tumultos que la multitud pueda
producir, ya que por el contrario, desembocan en mejoras para la
república. Sin embargo esta multitud, acéfala, no puede plantearse
con claridad sus objetivos ni la mejor forma de perseguirlos.
Requiere del líder, del formador.
Así
el líder constituye a la multitud.
Quinientos
años después, encontramos a Hardt y Negri, notorios teóricos
políticos contemporáneos, poniendo en primer plano de su filosofía
política a la multitud
y su papel revolucionario frente al Imperio.
Ambas categorías se inscriben en un discurso por cierto muy
diferente al empleado por Maquiavelo en el S. XVI. El discurso actual
nos habla de la construcción de subjetividades, de la creación de
singularidades capaces de enfrentarse a esa nueva forma de soberanía
desterritorializada que es el Imperio.
Ahora
bien, muchas preguntas se nos plantean: ¿tiene la multitud, tal como
la concibe Maquiavelo un papel verdaderamente revolucionario?, ¿es
sólo depositaria de la libertad o es capaz de crearla? Y ese sujeto
político que hoy llamamos multitud
¿podrá, como decía este mismo autor, “devenir príncipe”?,
¿será capaz de crear la estructura política y material que
enfrente al Imperio?
Comprendemos la dificultad que supone responder preguntas como
éstas, pero tal vez en tanto protagonistas del presente no podamos
dejar de asomarnos en busca de algunas respuestas. Sin ignorar que,
en el camino, deberemos tratar de dilucidar nuevas categorías, entre
ellas en primer lugar la de Imperio.Es desde este enfoque que
pretendemos desarrollar nuestro trabajo.
4
- Maquiavelo,
Erasmo y Moro: tres visiones del gobernante
Bárbara
Díaz
Universidad
de los Andes, Santiago de Chile
Dentro
de las obras renacentistas dedicadas al quehacer político, sin duda
El
Príncipe
constituye un hito, especialmente por la influencia que tuvo a través
del tiempo. No obstante, de esa misma época datan otros escritos no
menos importantes, entre ellos Utopía,
de Tomás Moro, e Institutioprincipischristiani,
de Erasmo, ambas publicadas en 1516.
El
objetivo de la ponencia que presentaré es realizar un estudio
comparativo de las tres obras, en los puntos referidos al quehacer
del gobernante y a sus responsabilidades en la res
publica.
La
comparación parece adecuada por varias razones: los tres autores son
calificados de “humanistas” y contemporáneos. Escriben, pues,
teniendo a la vista una misma situación europea, aunque, por cierto,
las realidades locales de Italia, los Países Bajos e Inglaterra
diferían. La guerra permanente entre estados nacientes, príncipes o
gobernantes de ciudades era la circunstancia política más relevante
de la Europa de los siglos XV y XVI, junto a la amenaza del turco en
las fronteras de la Cristiandad. El tema de la guerra y la paz había
sido abordado frecuentemente en las décadas anteriores, y era una
preocupación central en los círculos humanistas. Al mismo tiempo,
la formación y consolidación de algunos estados europeos–el
origen mismo de la forma política estatal– datan de esta época,
lo mismo que la noción de soberanía, que tomará forma hacia el
final del siglo, con Bodino.
La
obra de Maquiavelo parte de una antropología pesimista, según la
cual el egoísmo es característica esencial del ser humano: ese será
el punto de partida para un eficaz gobierno del príncipe. Su
política es autorreferencial, es decir, no existe ninguna instancia
pre-política a la que se deba acudir a la hora de actuar: así se
configura una peculiar concepción de virtud o, por mejor decir,
virtù,
en especial de la prudencia, la virtud por excelencia del gobernante.
En
la obra de Erasmo, dedicada al futuro Carlos V, se pone de manifiesto
la importancia de la virtud moral en el gobernante, siguiendo, en
parte, a Platón ya que para Erasmo el verdadero gobernante ha de ser
filósofo cristiano, en el sentido de que ha de descubrir y seguir
los verdaderos bienes.
En
Tomás Moro también puede apreciarse un retorno a las fuentes
clásicas, no solo a Platón sino también a Cicerón. En su Utopía
hace una defensa de la actuación política en pro del bien común,
frente al deseo de su interlocutor Rafael Hytlodeo de retirarse de la
vida activa. Se ve en esta obra su preocupación por las injusticias
de su época, y su deseo de mejorar las condiciones de vida de su
pueblo apoyándose en el imperio de la ley.
Este
estudio permitirá apreciar coincidencias y diferencias entre autores
contemporáneos, que se han nutrido de las mismas fuentes clásicas
greco-romanas.
5
- Incitación a la lectura de El
príncipe de
Maquiavelo y reflexión sobre su actual pertinencia o imitación
Arturo
Rodríguez Peixoto
Instituto
de Historia de las Ideas, Facultad de Derecho
Se
procurará atraer a la lectura de la obra, a medio milenio de su
redacción, tomando en cuenta algunas de sus repercusiones y la
insuperable divergencia de las interpretaciones. Además de situarla
en su circunstancia, se contrastarán sus planteos con algunas
observaciones recientes que refieren a la política, tal como hoy se
la concibe o promueve, y se reflexionará sobre la problemática
pertinencia de su tratado y la eventual conveniencia de imitar al
autor en sus intenciones y labor, no libre de paradojas. A riesgo de
contribuir a confirmar, una vez más, la observación de que la fama
es el conjunto de malas interpretaciones que el tiempo forma
alrededor de un autor o libro se aspira a considerarlo desde nuestra
situación, teniendo en cuenta experiencias posteriores al siglo en
el que se escribió y la equívoca, pero ineludible y desafiante,
relación entre continuidad y cambio.
6
- Los
nudos del poder
Lía Berisso
Depto. de Filosofía de
la Práctica, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
“El
Príncipede Maquiavelo podría ser estudiado como una ejemplificación
histórica del 'mito' soreliano...”.
Gramsci, Notas
sobre Maquiavelo
El
poder se define como una relación por lo menos triádica, entre
términos A,
'quien detenta el poder', B
'quien lo sufre', y un tercer término C,
que delimita ese poder, el cual nunca es total. Esto refleja la idea
intuitiva de que A
tiene poder sobre B
tanto cuanto "puede" conseguir que B
haga algo (C)
que de otra manera no haría.
Toda
forma de poder -toda dominación- implica una distorsión del espacio
social en que se opera, porque el poder mismo es constitutivo del
espacio social, pero esa distorsión no tiene las características
topológicas generalmente aceptadas en ciencias exactas y naturales
para definir un campo. La afirmación de un poder potencial (la
potencialidad de que A
ejerza poder sobre B,
para que haga (no haga C)
se apoya en un juicio contrafáctico, así que su valor de verdad es
más que limitado. Llegada la hora de poner en acto esa supuesta
potencia, y sólo entonces se podrá juzgar de su verdad. En ese
sentido el poder es siempre supuesto poder, que está antes y después
de la lucha, como el espectro de lo que puede pasarme-pasarnos, la
cara de la Medusa, rostro del miedo.
Después de la
confrontación, el temor de nuevo de que eso que (me/nos) pasó pueda
volver a pasar (me/nos), se repite. Las élites tienen una suerte de
poder potencial –todos creen que ellas lo tienen. Las multitudes,
en cambio sólo tienen poder en acto -pocos les temen-, pero cuando
se constituyen por la voluntad general, y alzan una bandera, tal vez
sangrienta, todos tiemblan.
Sólo
en el conflicto –en la crisis- la clase dirigente que se pretende
hegemónica aparece (se muestra) como tal. En ese sentido, hablamos
de la 'acción coronada por el éxito' que hace patente el poder.
Una nueva hegemonía
sólo será real, cuando alcance el nivel material. La acumulación
de poder no es una metáfora: Todo poder popular ha de plantearse, en
principio, como un lento trabajo de la negación.
En
la débil lámina del presente, esa ‘nada’ del instante que
es-ahora, los intereses se identifican con las preferencias
manifiestas, que se revelan en acciones políticas eficaces. A
tiene poder sobre B
si es capaz de movilizar las preferencias (manifiestas) de B
en el sentido de sus propias preferencias.
El
miedo se asienta en la corporeidad de B.
El problema del poder para el dominado, se resume en el problema de
ser dueño de sí mismo. Hablamos del poder de A
para hacer que B
haga C
porque teme las consecuencias D
de no hacer C.
La
cuestión, en las formulaciones desde la tipificación del homo
economicus,
parece radicar en si existe la posibilidad de reemplazar la
comunicación a través del poder -el poder como comunicación y los
códigos comunicacionales del poder-, con la comunicación acerca del
poder.
Nuestro trabajo se
cierra con una reflexión sobre “mito y poder”.
7 – Soberanía y
razón de Estado
María
Victoria Graña Laguzzi
Licenciatura
en Relaciones Internacionales, Facultad de Derecho
El
Príncipe,
una obra que despierta tanto rechazo como una gran admiración. A
tantos años de su escritura es imposible no decir que los consejos
dados por Maquiavelo en su libro no siguen vigentes.
Nada
pues ha cambiado en estos quinientos años que justamente se cumplen
ahora, ya que Maquiavelo escribió El
Príncipe
en el año mil quinientos trece en la hermosa ciudad de Florencia que
le vio nacer y morir. Mientras escribía esta obra, tres monarquías
absolutas se consolidaban en Europa; Inglaterra, Francia y España,
lo cual debió ilustrarle poderosamente a la hora de llevar a cabo su
ideario político que hoy sigue vigente pese al paso del tiempo,
matizado, claro está, por esos quinientos años que han ido
depositándose en capas históricas, con numerosos vaivenes sociales,
políticos y económicos, de tal forma que la última de ellas, la
más superficial, sobre la que ahora estamos, continúa de alguna
manera en contacto con la primera, con la más antigua,
reconociéndose y recogiendo sus ecos, todo ello a la vista de los
modos y maneras de lapolítica actual, convenientemente civilizados y
adaptados a los tiempos modernos.
8
- De la “razón de Estado” a la utopía: aproximaciones a El
Príncipe
de Maquiavelo desde los estudios internacionales
Isabel
Clemente
Programa de Estudios
Internacionales, Facultad de Ciencias Sociales
Pocas
obras han ejercido tanta influencia en los estudios sobre la política
y las relaciones internacionales como El
Príncipe de
Maquiavelo. Escrito cuando su autor había sido ya despojado de sus
cargos de gobierno y cuando contaba con la experiencia ganada en la
práctica política y la libertad respecto de sus antiguos vínculos
con el poder, este pequeño libro se convirtió en referencia
principal de autores de las más diversas escuelas de pensamiento.
El
Príncipe
debe ser analizado dentro del marco analítico de la historia
intelectual y en relación con los restantes textos del autor sobre
la política italiana y las relaciones internacionales de su tiempo,
en particular El
arte de la guerra, escrito
entre 1519 y 1520, el Discurso
de la primera Década de Tito Livio y
los ocho volúmenes de Historias Florentinas escritos entre 1520 y
1525. Desde esta perspectiva, el libro constituye una parte de un
proceso de investigación y reflexión que Maquiavelo desarrolló a
lo largo de su vida y que contribuyó decisivamente a la génesis de
la ciencia social moderna.
Esta
ponencia presentará en forma sumaria las principales direcciones de
ese proceso intelectual para identificar las complejidades a que se
enfrenta la interpretación de El
Príncipe en
particular en la disciplina de los estudios internacionales.
En
una segunda sección, la ponencia analizará las lecturas diversas
que se construyeron sobre este libro desde los albores de la
modernidad hasta el siglo XX: desde la identificación de esta obra
como fundamento de la raison d’Ètat por
los teóricos defensores del Estado absoluto hasta su reivindicación
como obra canónica del nacionalismo por los escritores románticos
del siglo XIX y los historiadores del Risorgimento.
En el campo de los estudios internacionales, los teóricos del
realismo, desde Martín Wight a Kenneth Waltz, encontraron en la obra
de Maquiavelo argumentos en apoyo de las tesis de política de poder.
La
tercera parte se concentra en la lectura gramsciana de El
Príncipe expuesta
en la obra Notas
sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado moderno. Este
análisis tendrá como punto de partida el concepto de hegemonía
como “dirección política, económica y cultural” en Gramsci.
Sobre esta base se presentará la tesis de Gramsci sobre el príncipe
moderno como representante de la voluntad colectiva y la elaboración
de una ciencia de la política, sobre el carácter de las relaciones
de fuerza en las relaciones internacionales y sobre la lucha política
y la lucha militar. La ponencia discutirá la interpretación de El
Príncipe por
Gramsci desde el abordaje del internacionalismo y la política
nacional y su lectura de la obra de Maquiavelo como aporte a la
filosofía de la praxis.
La
cuarta y última parte del trabajo propone un balance de las diversas
lecturas de El
Príncipe y
la actualidad de esta obra en los estudios internacionales.
9
- El
giro realista en la filosofía de Maquiavelo
Luciana
Soria Rico
Facultad
de Humanidades y Ciencias de la Educación y CERP de Colonia.
Eje
temático: El realismo, el arte de lo posible y la utopía:
El
objetivo de la ponencia será: 1) dar cuenta del giro teórico
realista que produce El
Príncipe
de Nicolás Maquiavelo en el análisis de los fenómenos políticos,
2) analizar los supuestos teóricos que el realismo político
presenta en esta obra, 3) señalar y analizar algunas de las posibles
limitaciones de este modelo.
En
El
Príncipe
Maquiavelo analiza los fenómenos políticos en el contexto de los
Principados
Nuevos,
donde diversos agentes están en pugna por el dominio del poder. Con
el objetivo de contribuir a un ejercicio eficaz de la autoridad del
Príncipe en los contextos de incertidumbre y conflicto, Maquiavelo
brinda una serie de consejos prácticos desarraigados de valoraciones
éticas o criterios normativos. Distantes de un “deber ser” que
determine un tipo particular de acción política, los consejos del
autor orientan la acción de los gobernantes hacia la conservación
de su poder y la estabilidad política del gobierno.
En
esta línea, Maquiavelo introduce el paradigma realista en la
filosofía y la ciencia política, estas disciplinas tenderán a
abandonar su proyección de carácter normativo en pos de un análisis
de los hechos y una orientación práctica hacia la conquista de lo
posible. La concepción realista de la política, toma distancia de
las tradiciones clásicas y escolásticas, incorporando los
incipientes procesos de secularización de algunas instituciones
políticas. A ello se le suma un nuevo método de análisis
científico fundado en los aportes de la historia y de ciertas
observaciones de la psicología humana. Apoyada en un criterio
fáctico, la mirada realista conduce a una “reivindicación” del
mundo sensible o fenoménico y no de un mundo inteligible o ideal
como fuente de saber y legitimidad política.
Si
bien el paradigma realista significó un avance relevante en el
proceso de descripción y explicación de los fenómenos políticos,
algunos teóricos reparan en las deficiencias de este enfoque: ¿es
posible un saber de lo político carente de normatividad?, ¿cuáles
son los costos de reducir la política al reino de lo posible? En
esta línea, el objetivo final del trabajo será explicitar algunas
de las limitaciones del enfoque realista, tales como la negación de
la dimensión crítico-normativa de la política y el riesgo de
legitimar el orden social dado.
10
- Un ensayo sobre la vigencia de El
Príncipe
de Maquiavelo a 500 años de su publicación
Carolina
García Durán & Rodrigo Melgar
Licenciatura en Relaciones
Internacionales, Facultad de Derecho
Pocas
obras han tenido la influencia e injerencia sobre las decisiones de
políticos y gobernantes como la obra de Nicolás Maquiavelo: El
Príncipe.
Si bien algunos de sus postulados han quedado obsoletos con el
tiempo, muchos han demostrado una vigencia atemporal, producto tanto
de la sagacidad previsora del autor así como de la relativa
inmutabilidad en la esencia de la política, del arte de gobierno y
de las relaciones entre los centros de poder.
Maquiavelo
y el Humanismo - la moral del gobierno:
Contrario
a lo que suele creerse, Maquiavelo no pregonaba una conducta amoral
del poder: supo distinguir en su obra entre aquellos medios de
adquisición de poder legítimos (que son los que devienen del valor
y la fortuna) y aquellos ilegítimos como lo son los que llegan al
poder por medio de crímenes y maldades. Maquiavelo sostiene que si
bien puede ser menester para llegar al poder o para consolidar uno
recientemente adquirido el recurrir a la coacción, no se puede hacer
abuso del instrumento indefinidamente, pues sólo logrará el repudio
y la aversión de los gobernados, dificultando la labor de gobierno.
Es pues este, el aporte moralista de Maquiavelo, uno que se ha dejado
permear a través de los tiempos, haciéndose prevalente desde
mediados del siglo pasado, distinguiendo entre gobiernos legítimos
(aquellos que respetan los derechos de los gobernados) y los
ilegítimos (aquellos que de
factogobiernan
a los ciudadanos).
La
política de las Repúblicas – el gobierno civil:
Maquiaveloplantea
una diferencia que permanece inalterada hasta nuestros días: de cómo
es mejor llegar al poder con el apoyo popular que con el respaldo de
los “grandes”, pues es más fácil contentar al pueblo, que busca
en su esencia, no ser oprimido por nadie, que a los “grandes” que
elevan al poder a uno al poder. Si bien las necesidades se han visto
cambiadas con el tiempo y el pueblo tiene en nuestros tiempos mayores
designios que meramente no ser oprimidos, no quita que sea esta la
forma más eficiente de gobierno, sobretodo en esta era de
información y difusión en la que vivimos, que tanto poder le
confiere a los gobernados y que tanto dificulta el gobernar contra su
voluntad.
Realismo:
Finalmente,
cabe destacar el aporte al realismo que Maquiavelo hace con su obra:
si bien este espíritu cunda en toda el libro, se le encuentra
claramente resumido en la comparación que establece entre el
Príncipe, el león y la vulpeja: el Príncipe debe ser capaz de
ponderar cuándo y cómo habrá de actuar, no siendo jamás temerario
ni cobarde en su actuar. Así, cabe al gobernante el saber cuándo
andar con miramientos frente a aquellos que pudiesen poner en riesgo
la soberanía de su estado, teniendo especial consideración por los
más poderosos.
Conclusión:
Si
bien este no fue más que un simple e ilustrativo resumen, esperamos
que haya bastado para explicar la atemporalidad del excelso
florentino.
11
- La utopía como fuente imprescindible para la política
Héctor Altamirano
Facultad
de Humanidades y Ciencias de la Educación
El
trabajo que se presentará intentará pensar sobre una temática
fuertemente vinculada y relacionada a la obra que invita a la
reflexión en esta oportunidad: El
Príncipe
de Nicolás Maquiavelo.
Al leer esta obra uno
puede perderse y bucear entre las muchas temáticas y tópicos que
aparecen en ella. En nuestro caso el disparador para la reflexión y
análisis estará centrado en dos de los puntos del eje de la
convocatoria: la utopía y la relación con el arte de lo posible.
Recordemos que un proyecto utópico abarca por lo general todo
proyecto de gobierno ideal y/o de cambio social considerado
irrealizable o cuya concreción es juzgada altamente improbable.
Entonces:
¿qué es lo utópico en El
Príncipe?;
¿qué elementos utópicos podemos encontrar en dicha obra?; ¿acaso
la propuesta de Maquiavelo es una utopía?; ¿acaso la política no
debería buscar trascender el arte de lo posible?; ¿la política
(no) busca cambiar la realidad y tender a una sociedad justa?
Lo
arriba mencionado desembocará en aspectos utópicos que están
relacionados con el cambio social. Dicho cambio social está
vinculado a un proyecto y un orden nuevo, o por venir, que deberá
construirse para que todos los seres humanos puedan tener la
posibilidad de desarrollarse libre, plena y completamente.
12
- Aproximación
memoriosa a un conflicto todavía pendiente: la situación Palestina
actual pensada desde la mirada de El
Príncipelejos
de la época en que fuera escrito.
Isabel
Pereira
Instituto
de Historia de las Ideas, Facultad de Derecho
Podría
llegar a decirse que, en quinientos años, el mundo no ha cambiado
tanto. La humanidad sigue sin resolver conflictos entre
poblaciones. Ni logra zanjar los problemas fundamentales que harían
posible que este territorio y su pueblo, puedan consolidarse como
Estado independiente; y ser reconocido como tal.
Una
prueba de este escenario político, tiene que ver con la relación
entre palestinos e israelíes. Pensando este conflicto desde la
mirada de “El Príncipe” de Maquiavelo podemos encontrar
situaciones que nos hacen pensar que no puede desestimarse la
agudeza y brillantez de este escritor, y aún menos desechar la
ética que justifican las acciones del Príncipe.
En
este trabajo pretendo focalizar la mirada sobre Palestina y
describir, partiendo de su historia (Historia
de Palestina,RolfReichert,
Herder, 1972), el proceso de afianzamiento como país, enfrentado a
su vecino más próximo: Israel. La unificación de Palestina como
territorio libre e independiente de otros Estados, estuvo y está en
el pensamiento y en la acción de los palestinos con todas las
dificultades que ello les ha significado y les significa hoy en pleno
S. XXI.
No
sé qué tan lejos estaba Maquiavelo de imaginarse lo dificultoso que
resultaría para una población cuyas características históricas se
inician varios milenios antes de la era cristiana, expresar una
identidad propia, como pueblo con reconocimiento de pertenencia a ese
territorio.
Hay
algunas preguntas que pretende contestar este trabajo: ¿Logra
revelar “El Príncipe” estas dificultades? ¿Pueden seguir
vigentes sus estrategias en el siglo XXI? ¿Lo explicaría desde la
teoría o desde la práctica?
A
partir de la Introducción, se inicia un trazado histórico que narra
el peregrinaje de diferentes tribus que buscaron afianzarse en ese
territorio. Con sus diferentes lenguas y religiones. Sin olvidar más
cercanamente los intereses puestos por los países europeos en la
región, hasta llegar a la historia más reciente. (Para ello se
escogieron algunos textos que abordan el tema en profundidad, pero
tratando de no perder la perspectiva del posible compromiso político
de los autores aquí seleccionados: “Estudios
de Tierra Santa”,
Canaán, Vol. 1, No
1, 2, 3 2006 Argentina, “Mensaje
del Islam”,
Mezquita At-Tahuid, 1988, No7,
entre otros).
Uno
de los aspectos planteado muy perspicazmente se descubre en el Cap.
III (El
Príncipe
Maquiavelo. Nordan (Prólogo y Notas) de Luce Fabbri, 1999, p51)
cuando parte del hecho de que la unificación de un Estado se logra
al tomar en cuenta que “…a
los hombres hay que mimarlos o extinguirlos, porque se vengan de los
agravios, pero de los graves no pueden, de manera que la ofensa que
se le hace a un hombre debe ser tal que no haya que temer su
venganza”.
(…) “… por
lo tanto no debe tener otro objetivo ni pensamiento que la guerra.Así
su habilidad virtuosa (Cap. VI p. 71) es su mejor estrategia para
llegar tan alto como alcance la altura de su flecha.
13
- ¿En dónde radica la cientificidad del planteo político de El
Príncipe?
Algunas revisiones desde el punto de vista epistemológico
Sofía
AcheTricot
Facultad de Humanidades y Ciencias
de la Educación
Dice
Giovanni Sartori en su célebre capítulo “¿Qué es política?”
del libro La
política. Lógica y método de las ciencias sociales: la
ciencia política le reconoce a Maquiavelo una paternidad que le
niega a Hobbes. ¿Cómo se explica esto? Es simple, el elemento que
diferencia a la ciencia de la filosofía no está tomado del modelo
de la geometría y de la matemática… La matemática es lógica
deductiva, en tanto que las ciencias no nacen de la deducción lógica
sino de la inducción, de la observación y el experimento (Sartori,
1979: 211).
Estas
consideraciones resultan sin duda, discutibles desde una mirada
epistemológica actual. Recordemos que Sartori las realiza en 1979,
algunos pocos años después de la publicación de la Estructura
de las Revoluciones Científicas
de Thomas S. Kuhn, en pleno auge del punto de inflexión que implicó
para los estudios de filosofía e historia de la ciencia.
No
obstante, pueden servir de punto de partida para realizar algunos
comentarios en torno a la paternidad que se le atribuye a Maquiavelo
con su obra El
Príncipe:
la de la ciencia política.
Las
preguntas que guiarán el desarrollo de este trabajo (sin pretensión
de exhaustividad ni exclusividad)serán las siguientes: ¿Qué hay de
científico en El
Príncipe?
¿Por qué la tesis epistemológica de Sartori no logra satisfacernos
en la actualidad? ¿Desde qué concepción(es) epistemológica(s)
puede abordarse con mayor completitud y fidelidad el fenómeno
maquiaveliano en lo que respecta a sus consideraciones políticas?
14
- A 500 años de El
Príncipe,
¿qué Maquiavelo se enseña en los manuales de Enseñanza Media en
el Uruguay?
Cecilia Arias
Instituto de Historia de las Ideas, Facultad de Derecho
En esta ponencia me
propongo reflexionar acerca de qué Maquiavelo se enseña en los
manuales que se emplean en la enseñanza de la Historia en Educación
Media en el Uruguay.
Mi propósito es
analizar cuál es el abordaje que los autores de estos manuales
realizan y compararlo con los enfoques que desde el Instituto de
Historia de las Ideas de la Facultad de Derecho se enseñan a los
estudiantes que cursan primer año.
Los manuales son una
herramienta fundamental para docentes y estudiantes. Pilar
Maestro señala que los
expertos están de acuerdo en que el libro de texto es la
herramienta más importante en la enseñanza de la Historia. El
manual
es portador de un saber y de una ideología, expresa concepciones
científicas y educativas
a la vez que ofrece visiones del mundo.Refleja
una concepción curricular en lo que propone enseñar, los contenidos
que selecciona, los procedimientos y las técnicas, la manera de usar
los materiales y recursos. Es
un elemento que conforma la cultura escolar, definida por Antonio
ViñaoFrago como un “conjunto
de teorías, principios o criterios, normas y prácticas sedimentadas
a lo largo del tiempo en el seno de las instituciones educativas”.
La cultura escolar,
consigna Yves Chevalard es el punto de llegada de un conjunto de
operaciones de transformación de la cultura erudita, luego de
producirse la operación pedagógica de “transposición didáctica”
por la que se transforma un saber académico en un saber posible de
ser enseñado. Su mirada epistemológica visualiza el camino de
producción de conocimientos en una dirección que va de la ciencia
a las aulas. André Chervelpor su parte considera que la escuela
produce conocimientos que no derivan de la producción académica
externa. La escuela no es un lugar de “aplicación” sino que
tiene un rol protagónico tanto en la génesis como en la capacidad
de modificar la cultura extraescolar. Rescata la tarea de los
docentes no como meros “formateadores” de saberes eruditos, sino
como productores de ejercicios y prácticas concretas que garantizan
la enseñanza de los contenidos.
Al analizar qué
Maquiavelo enseñan los manuales indagaré en qué relación tiene
con el Maquiavelo que desde la academia se enseña. Me centraré
en las ideas y aportes que destacan los textos de este pensador
renacentista comparándolas con las ideas y aportes que desde la
cátedra de Historia de las Ideas se enseñan a 500 años de su obra
más leída.
15 – El momento
del pueblo: Maquiavelo, Arendt y el “milagro político”
Ely
Orrego Torres
Pontificia Universidad Católica de Chile, Centro de Análisis e Investigación Política y
Universidad Diego Portales
Una
de las propuestas teóricas a las cuales la academia ha tornado es la
que remite a pensar la “teología política”. Por medio de una
construcción que remite a los conceptos teológicos, pensados desde
la política, surge un nuevo pensamiento en torno ello, así como
nuevas interpretaciones.
En
el siguiente trabajo abordaré la noción de momento político en
Arendt y Maquiavelo. Postulo que el poder del pueblo se da mediante
el evento o momento oportuno (kairós),
en donde los seres humanos dan inicio a un nuevo comienzo (arché),
lo cual nos remite a la idea de "milagro". Si bien ambos
autores no están suscritos a la corriente de la teología política,
podríamos encontrar en el concepto de "milagro" un atisbo
de lo que podríamos llamar una teología política radical. En ese
sentido, "milagro" lo entenderemos como la ocasión en que
los seres humanos se encuentran en la esfera pública y dan inicio a
algo nuevo. Para desarrollar lo anterior, me remitiré principalmente
a El
príncipe de
Nicolás Maquiavelo y Sobre
la revolución
de Hannah Arendt. En los textos anteriores no sólo encontraremos
indicios de lo que sería una teología política radical, sino,
además, una reformulación del concepto que hoy ha sido utilizado
sólo para justificar el poder soberano de la autoridad política. Lo
anterior, entonces, nos permitirá pensar la soberanía desde el
poder constituyente construido desde el pueblo.
16
- Del
Registro Imaginario en El
Príncipe:
el Capítulo XXVI
Andrés Banchero
Facultad de
Medicina
El
Capítulo XXVI de El
Príncipe
ha sido destacado y abordado por infinidad de autores desde diversas
ópticas, coincidiendo todos en que es "el capítulo
diferente". Sin procurar ser originales o traer al ruedo
perspectivas forzadas; se intenta dar un enfoque desde el terreno
sicoanalítico, tan lejano en el tiempo y a las circunstancias
históricas en que fue escrita la obra.
Se manifiesta que el
autor de este artículo no es sicoanalista, solo aficionado a la
lectura e interpretación de textos basados en esta filosofía
analítica.
El
desarrollo de El
Príncipe
de Maquiavelo nos va mostrando una firme prosa, cargada de una
lógica de contraposiciones cortantes y vigorosas; de un análisis
apoyado en un lenguaje riguroso sobre las posibles variantes de quien
detenta el Poder, cómo llegó a él y las condiciones con que debe
maniobrar. Enfrenta así el clásico mito del Poder al
servicio de la Justicia. En la obra se marca claramente lo
efímero de la ilusión del principado positivo pero, en
su culminación, se da un giro hacia un enfoque y estilo que nos
recuerda, por el contenido y la forma, más a Savonarola que al
propio Nicolás Maquiavelo. A partir del análisis de las
invocaciones, las fuertes imágenes bíblicas y, por
momentos, el tono metafórico, se intenta comprender la
exhortación de la obra, donde surge plenamente la
utilización del Registro Imaginario: la Patria, Italia; que no
es más que la imagen especular del Príncipe.
Se reseñan en este
artículo las diversas expresiones imaginarias, así como la función
(quizás no consciente), tanto literaria como sicológica, de
traer en el clímax, la fascinación y fuerza de este
Registro por encima de todo un mar de fríos símbolos.
17
- Semejanzas y diferencias en Maquiavelo y Moro: centralidad de la
política, desafío ético en la consolidación del poder y los
roles de la religión
Nelson
Villarreal Durán
Instituto Historia de las Ideas, Facultad de Derecho
El
presente trabajo pretende analizar, desde una perspectiva heterodoxa,
que en el pensamiento
político moderno, tal y como emerge en Maquiavelo y Moro, hay una
dialéctica indisociable entre lo real y lo ideal, lo que es y lo que
debe ser, lo pragmático y lo utópico, lo político y lo moral (más
evidente en uno que en otro). La idea de El
Príncipe parece guardar
un cierto parentesco con el jefe de los utopianos. Realismo e
idealismo en cada autor, en algunos aspectos, no parecen tan
distantes, como en principio se supone, a la vez que pueden ser
presentados como complementarios.
La centralidad de lo
político para la comprensión de lo humano, independientemente de su
maldad o bondad (el cómo la relacionan con la moral), y del
derecho “natural” a la igual-libertad
muestran el desafío de construir una ética política que vaya más
allá del bien y el mal legitimado como valor moral. Es esta
preocupación la que a Moro le lleva a preferir un sistema
“democrático”, ya que de él cabe esperar una más clara
subordinación de lo político a lo moral como ética de vida
igualitaria; mientras que a Maquiavelo le lleva a preferir, en El
Príncipe,
el “principado nuevo y civil” ya que, en un régimen así, es
más fácil supeditar lo moral a lo político, como un ética del mal
menor, y asegurar la estabilidad del Estado.
Abordaré
la contradicción que supone la presencia del cristianismo en el
“ejercicio de la política” tomando como referencias las citas
evangélicas: “sean astutos como serpientes y delicados como
palomas” y “dar al César lo que es del César y a Dios lo que es
de Dios”, puntos de encuentro entre ambos autores. La
religión y su funcionalidad en la consolidación de lo político en
la sociedad, puede ser leída desde la separación del rol de lo
público y lo privado en la modernidad, sus vínculos y síntesis
humanistas para el mundo actual. Laicidad, diversidad y tolerancia
por un lado y por otro la necesaria cohesión social para la
convivencia democrática basada en valores cívicos.
Maquiavelo
dirá: “Dios no quiere hacerlo todo, para no quitarnos el libre
albedrío y la parte de gloria que nos corresponde” (cap. XXVI).
Muestra que la política es común, que no se trata de
personalidades, sino de comunidades, lo que pretende desarrollar Moro
como acción en la historia movilizada por una sociedad mejor.
La relación entre
moral y política es el problema central, ya que de ella depende el
buen funcionamiento del Estado, y la reflexión sobre la mejor forma
de gobierno, el poder y los derechos de los ciudadanos. Intentaré
poner en discusión la imagen dicotómica del ingenuo Moro y el
perverso Maquiavelo respecto a cómo se busca construir y sostener
gobierno mediante la política. Asimismo su relación con la moral en
los proyectos para establecer una sociedad democrática y
republicana, dónde la tensión y el conflicto entre el arte de lo
posible y la utopía se manifiestan.
18
- Educación y política en El
Príncipe
de Nicolás Maquiavelo y en el Discurso
sobre la servidumbre voluntaria
de Étienne de la Boétie.
Gerardo Garay Montaner
Departamento de Historia y Filosofía
de la Educación,
Instituto de Educación, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Hace
quinientos años Nicolás Maquiavelo escribía El
Príncipe,
inaugurando, además de un género de escritura, una perspectiva que
tal vez sea útil para el filósofo de la educación en nuestro
tiempo. Según podemos leer en la dedicatoria, Maquiavelo fundamenta
su saber político en dos pilares: 1. “una
lunga esperienza delle cose moderne” y 2. “una continua lezione
delle Antique”; (Maquiavelo 1998, 36-37). Lo
que estudia Maquiavelo son prácticas,
esto es, una forma de experiencia,
y estas experiencias se vuelven relevantes, metodológicamente
hablando, al intentar descubrir el significado original de ese
fenómeno. El discurso sobre las acciones de los hombres es
construido no a partir de lo exterior, sino de una forma de vivencia,
de experiencia, prácticas contenidas en la historia y no en los
manuales de los filósofos. Desde esta perspectiva, Maquiavelo se
encuentra más cercano a Étienne de la Boétie y a su Discurso
sobre la servidumbre voluntaria (1548)
que a la tradición absolutista de la razón de Estado. En ambos
autores encontramos la cuestión de la política, el nacimiento del
Estado moderno y su función “educadora”. Conviene volver sobre
estos tópicos para no identificar fácilmente en nuestros días:
“educación pública” con “educación estatal”.
19
- El hechizo ha agraciado al brujo: El
Príncipe
prohibido de Maquiavelo como la lectura analítica de la
gubernamentalidad
Ana Kerlly Souza da
Costa y Luiz
Eduardo da Silva Marques
Universidad Federal de Río
de Janeiro (Brasil)
Nicolás
Maquiavelo, nacido en la segunda mitad del siglo XV en Florencia,
Italia, fue uno de los principales intelectuales de la época llamada
Renacimiento, inaugurando el pensamiento político moderno. Al
escribir su obra más famosa, El
Príncipe,
el contexto político de la Península Itálica se turbó, marcado
por la inestabilidad constante, al igual que muchas disputas
políticas para el control y mantenimiento de los dominios
territoriales de ciudades y estados. En los primeros años del siglo
XVI Maquiavelo estaba tratando de evitar, en sus misiones
diplomáticas, que la tormenta política y militar que se derrumbó
sobre Italia llegara a Florencia. También trató de lograr que la
ciudad-estado tuviera su propia milicia, formada por los ciudadanos
de sus territorios y no por mercenarios. Pero, como él mismo
reconoció, cuando se tiene el poder en la lucha por el poder, no hay
necesidad de negociar. Las fuerzas de la Santa Alianza (formada por
la asociación del emperador Maximiliano con el Papa) rodearon y
avanzaron sobre Florencia, y la milicia creada por Maquiavelo se negó
a enfrentar al ejército invasor. En El
Príncipe
(una palabra que designa a todos los gobernantes) la política no se
ve más a través de una fundación fuera de sí mismo (como Dios, la
razón o la naturaleza), sino como una actividad humana. Lo que
impulsa a la política, según Maquiavelo, es la lucha por el poder y
su mantenimiento. “Maquiavélico y maquiavelismo”, un adjetivo y
el sustantivo,no aparecen tanto en el discurso académico, sino que
se emplean en el debate político, así como en el discurso del día
a día. En cualquiera de sus sentidos, sin embargo, el maquiavelismo
se asocia con un procedimiento astuto y traicionero. A pesar de las
dificultades que debió enfrentar por sus ideas inusuales,
revolucionó la historia de las teorías políticas, convirtiéndose
en un hito que cambió el concepto lógico del Estado y la sociedad.
El
Príncipe
sólo se hizo público en 1532, cuando su autor estaba muerto. Pronto
se convertiría en un libro prohibido por la Iglesia Católica,
entrando en el Index Librorum Prohibitorum (“Índice
de libros prohibidos”). Maquiavelo atribuye a Roma y al Papa una
mala influencia en la península italiana, ser un factor de división,
y citó el Papa Alejandro VI (Rodrigo Borgia) como “un ejemplo”
de cómo el bastión de la moral y las buenas costumbres podría usar
la violencia, el dinero y la manipulación para mantenerse en el
poder. La fama de prohibido de su texto ayudó a convertirlo en
popular, así como su orientación más práctica y menos académica.
Su descubrimiento de los métodos habituales de la política hizo al
libro obligatorio para la derecha y la izquierda, liberal y marxista.
El análisis, crudo y duro, de la conducta de los poderosos se
convirtió en una guía reconocida tanto por los propios poderosos
como los que se atrevieron a luchar contra ellos. Napoleón leyó El
Príncipe
y publicó sus notas, pero tambiénMaquiavelo y su obra se
popularizan y aparecen hasta en los puestos de periódicos y
revistas. El polémico libro es una lectura esencial para los
estudiantes de la praxis política, manteniendo a su autor como un
inquietante contemporáneo.
20 - De los
principados al Estado Constitucional de Derecho
Marcela Vigna
Facultad de Derecho y Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
En
el planteamiento de Maquiavelo se habla de distintos tipos de
principados y de las características que tienen los mismos,
reflexionando el autor en distintos niveles y en relación a
distintos sujetos.
Los
modelos de Estado han evolucionado y sido objeto de análisis
profundos. Entre estos hemos elegido el planteamiento que hace el
también italiano Luigi Ferrajoli, quien dedica uno de los tomos de
su Principia
Iuris
al estudio de la teoría de la democracia.
Trabajaremos
sobre el modelo de Estado que analiza cada uno de estos autores,
deteniéndonos en algunos elementos que podrían constituir una línea
en la evolución
de la organización política del poder.
Nos interesará el análisis de
algunas dicotomías pero, particularmente, en la que refiere a poner
el eje del análisis de la organización del Estado en el gobernante
o en el ciudadano, en el poder o en los derechos.
21
– La
crítica kantiana a El
Príncipe
de Maquiavelo
Sylvia
de Salterain
Instituto
de Historia de las Ideas, Facultad de Derecho
El
punto de partida para esta ponencia, en la que reflexionaremos
en torno aInmanuel Kant, 1724-1804, y Nicolo Maquiavelo, 1469-1527,
es la concepción de hombre de Kant; sujeto moral orientado al deber
ser. ¿Qué es lo que distingue al hombre, inmerso en ella, del
resto de la naturaleza sensible?, ¿que lo distingue radicalmente?:
que es un ser moral. La ética de Kant es una ética de la dignidad
de las personas, que se sienten valiosas si actúan como se debe.
“Que tu norma pueda ser imitada por los demás” es un principio
de la convivenciaque nadie podría discutir.Estos principios,
“Imperativos categóricos”, tienen que regular el Derecho
Positivo.Es el filósofo del “deber ser”, por tanto en las
antípodas de los consejos que Maquiavelo dirige a quien pueda ser
El
Príncipe,
quien no sólo debe preocuparse del“ser”, sino además no
distraerse con el “deber ser”, ya que con eso, “aprende más
lo que lo arruinará que lo que lo preservará”.
Kant
quiere dejar escrito el valor y la dignidad del hombre en un Estado
de Derecho que lo tome como punto de partida, que tenga como objetivo
la protección de sus derechos por un lado, y por el otro, que
fomente en la medida de lo posible un ámbito favorable a la acción
moral. Kant amplía y explica el concepto de libertad proclamado por
los constituyentes de 1789.Este estado de derecho de Kant,
requiere de un espacio público de ciudadanos libres y responsables,
prontos a ejercer su poder de crítica.
El
Estado de Maquiavelo no es un estado de Derecho, “contra el
príncipe no hay tribunal a quien recurrir” y esto se complementa
con un espacio público de gobernados “obnubilados” por su
majestad. El
Príncipe
de Maquiavelo también es un elogio a la guerra y a la anexiónde
territorios como un instrumento para afianzar su poder.
Sobre
el tema de la relación entre política y moral, casi como
conclusión,estos párrafos de nuestros autores: “Quien
renuncia a lo que se hace, por lo que se debería hacer, aprende más
bien lo que lo arruinará …”,
dice el florentino, en cambio el filósofo de Koenisberg, luego de
preguntarse y responderse largamente sobre la relación entre
política y moral, -en este caso en el Tratado
hacia la Paz Perpetua,
pero es una constante en sus obras sobre filosofía de la praxis-
concluye: “La
verdadera política no puede dar un paso, sin antes haber tributado
vasallaje a la moral”.
“Hacia” la paz
perpetua”, proceso que se irá dando desde la comunidad de estados
de derecho, paso previo e imprescindible para conseguirla. El
derecho, que coincide con la moral, va a sustituir los armisticios
–los pactos que se basan en la fuerza- por los verdaderos
tratados, y de tal forma que se vaya extendiendo la legalidad, en el
marco progresivo de una Historia
universal desde el punto de vista cosmopolita
(ambas obras son complementarias).
22
- La
buena fe de los cínicos. Maquiavelo sobre el Contrato
Gerardo Caffera
Facultad
de Derecho, Universidad de la República
“Cuando
un príncipe dotado de prudencia advierte que su fidelidad a las
promesas redunda en su perjuicio, y que los motivos que le
determinaron a hacerlas no existen ya, ni puede, ni siquiera debe
guardarlas, a no ser que consienta en perderse…” (Maquiavelo,
Nicolás, El
Príncipe,
Capítulo XVIII)
Si
sustituyéramos “un príncipe” por la expresión “una persona”
el párrafo puede utilizarse como marco para una discusión acerca de
los contratos en el Derecho moderno. Para ello admitamos, arguendo,
que ese párrafo representa una concepción de la moralidad que
comienza a extenderse en la época en que El
Príncipe
es escrito.
Lo
curioso es que los juristas razonan que cuando el Derecho refuerza
ciertas promesas privadas con la sanción jurídica está reflejando
el principio moral según el cual las promesas deben ser cumplidas.
La justificación
externa
(Alexy, Mac Cormick) de los contratos como fuente de obligaciones
jurídicas podría reposar en la corrección moral de cumplir lo
prometido (e.g. Fried). Maquiavelo, si fuera leído como una
reflexión
general acerca
de las promesas, dice otra cosa: deben cumplirse sólo en tanto sea
útil
al prometiente cumplirlas.
La
cuestión es más problemática si se agrega que el siglo XVI es el
momento en que el comercio adquiere empuje. Es la antesala del
capitalismo moderno. La circulación de bienes requiere como
infraestructura jurídica básica promesas confiables. Las
expectativas generadas por esas promesas son la base de la malla de
relaciones que configura un mercado. Paradojalmente, la reflexión
de Maquiavelo sobre las promesas parece extrañamente disfuncional
respecto del desarrollo de la economía capitalista. Sin embargo, su
reflexión no es muy distinta del presupuesto
de la teoría de la mano invisible de Smith o, antes, de las ideas de
Mandeville.
¿En qué sentido esta
reflexión puede llevar a cambiar nuestras ideas sobre el ascenso
del contrato en el siglo XVI y siguientes? Antes del siglo XVI el
contrato era un artefacto menor. La escasez del comercio lo hacía
prescindible. Los moldes rígidos romanos seguían vigentes. En
Inglaterra las cortes no se ocupaban de hacerlos ejecutar (Glanvill).
El punto es el siguiente: si este párrafo de Maquiavelo fuera
interpretado como representación de la moralidad de su época la
narración habitual sobre el triunfo del contrato moderno debería
agregar otro factor: el valor moral de la promesa no ayudaba a
reforzar las expectativas de los contratantes. La fuerza jurídica
del contrato no sería la adopción del estándar
moral dominante,
sino todo lo contrario. La entrada del Estado en la escena
contractual se realizaría contra
la moralidad dominante y se justificaría únicamente
en un interés económico: facilitar la planificación de los actores
del incipiente mercado capitalista. Se puede decir mucho en contra de
esta forma de leer el párrafo del inicio. Sea lo que fuere, esto no
es más que una invitación a pensar acerca de cierto cinismo
estructural de la doctrina moderna del contrato.
23
- Los conceptos de virtú y fortuna como
edificadores del concepto de stato en El
Príncipe de
Nicolás Maquiavelo.
Javier Mazza
Cátedra de Antropología Filosófica y Departamento de Comunicación,
Universidad Católica del Uruguay
El
propósito de este trabajo es mostrar como en el pensamiento de
Maquiavelo los conceptos o ideas de virtù y fortuna son
un elemento crucial en su concepción de la idea de stato.
El tema a tratar resulta relevante por dos aspectos fundamentales. En
primer lugar, Maquiavelo es considerado como uno de los fundadores
del pensamiento político moderno por lo tanto, este estudio puede
resultar un modesto aporte sobre los orígenes de una de las ideas
políticas más relevantes de la modernidad: el estado. El concepto
de estado es considerado como una de las grandes innovaciones del
pensamiento político moderno, un concepto que abre la posibilidad a
una nueva consideración del fenómeno político. Este espíritu es
en parte producto de una idea que la modernidad se ha empeñado en
construir acerca de sí misma. El presente trabajo intenta mostrar
que en realidad existe una continuidad lógica entre Antigüedad,
Medioevo y Renacimiento; sin que cada una de estas épocas pierda sus
rasgos característicos. En segundo lugar el tema resulta relevante
porque no es abordado directamente en la extensísima bibliografía
existente sobre el pensamiento de Maquiavelo. Si bien hay muchísimos
estudios concentrados sobre cada uno de los conceptos a estudiar no
hay ninguno que aborde el tema de la vinculación entre ambos. El
trabajo focaliza su análisis en El
Príncipe por
varias razones. Primero, porque es sin dudas la pieza más célebre
dentro de la obra del autor. Segundo, porque es una obra breve cuyo
tratamiento resulta adecuado a la extensión de este trabajo.
Tercero, porque en su brevedad, El
Príncipe logra
condensar los aspectos más relevantes del pensamiento de Maquiavelo
No hay comentarios:
Publicar un comentario